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El caso Ingrid II

Lógicamente, no podía suceder que resultara ser yo la única comentarista censurada por evidenciarle errores tan básicos a la «escritora».
Dicen que contrató a una correctora, para que le extienda una mano ante su absurda voluntad de sostener tal oficio ficcionado; pero lo cierto es que «la correctora» debe haber sido despedida muy rápidamente, ya que pasadas un par de entradas, hasta resultaba dificultoso seguir mínimamente la idea que intentaba transmitir y comunicarnos nuestra licenciada en macramé.
Por ejemplo:
En el presente párrafo que Ud. evidentemente se encuentra leyendo, Ingrid, ha resaltado en negrita algunas palabras para que sirvan de guía al lector hacia un determinado énfasis respecto del concepto planteado.

O sea, el recurso de utilizar negrita, ya se había transformado en un obstáculo más, para lograr llevar a cabo la ardua tarea de comprender sus textos.

Pero, sucedió que un día -se habrá quedado dormida-, un insolente comentario que le avisaba de otro tremendo y doloroso error ortográfico, estuvo visible durante toda una mañana.
Un rato después del mediodía lo borró. Pero ya era tarde.
Ahora, sólo recibía puteadas por parte de los 4 o 5 que seguíamos las entradas diariamente.
La escritora de juguete había quedado en evidencia.
No podía borrar todos los comentarios, ya que en tal caso permanecería sólo el del novio, arriba del otro publicado por el onanista entusiasmado, quien insistía -rastreramente y a diario- en que le envíe fotos, lo más en pelotas que pudiera y en forma URGENTE.

Entonces, como no existía alternativa posible, tuvo que pedir disculpas y reconocer al menos UNA de las burradas.

Después se despachó con una teoría acerca de los mosquitos macho -que según ella eran los que picaban-, obviamente una pelotudez tan descomunal como la vergüenza que habrá sufrido al volver a clase de biología en la Universidad Nacional del Litoral, en la carrera de MEDICINA que según cuenta, está terminando de cursar.
Sí, MEDICINA.

El rector de la mencionada institución, debe estar saltando en una pata -luego de rebanarse sus académicos testículos- en virtud de la publicidad emanada desde una alumna prontísima a egresar de su prestigiosa universidad, pensé.

Al verse instalada en el cotidiano Reader de varios, como la boluda de turno, ella intentó defenderse desde el clásico: «ojo que por ahí es que me hago la boluda para crear un personaje que rinde…» intentando hacernos creer que es diametralmente opuesta pero debe mantener el misterio, en pos de no desilusionar a nadie y decretar un supenso, una especie de magia, o algo así.
Sí, claro y por supuesto, le decíamos desde los comentarios.

Es decir: a una vedetonga le puede rendir y por ahí factura, pero a vos no Ingrid, vos decís que sos «escritora».
Y francamente, no se divisa misterio alguno en tu ahora pretendido personaje.
Está todo a la vista. Proponés que te sigamos por Twitter y te seguimos entonces, dale, veamos.
Se puede ver como le preguntás a tus amigos si tal palabra existe o si la Real Academia es un club de fútbol de España.
Y también, podemos leer la verdad escondida bajo tu mentirita, intentando convencernos de que por el hecho de estar muy apurada, has escrito y publicado el verbo había sin h y con v corta.
Con el acento la pegaste, debo reconocerlo.

Les cuento que, en definitiva, nos divertía buscar el post más pelotudo, el que tenía más errores, etc., para reírnos un rato, para no hablar de política ni de dramas cotidianos; y así se lo plantearon casi todos, para que se relaje un poco y que al menos se divierta con nosotros.
Sin embargo, no resultaba suficiente para la nena.
Ella necesitaba algo más.
Ella precisaba hacerle creer a la gente que era escritora, famosa en lo posible y exitosa como condición sine qua non.
Enrostrarle a sus vecinas, que Ingrid estaba apareciendo en los medios, brindando catedráticos consejos a bloggers y escritores en cuanto a cómo lograr el éxito, mediante su fórmula ahora revelada, y a través de una nota en una revista, un reportaje en la tele y otro en una radio.

“Me gusta hablar fácil y claro, pero con fuerza, como si estuviese teniendo una linda discusión con mis amigas. Los lectores son los que me motivan a seguir, a desafiarlos una vez más. Los hombres se enojan pero me quieren y las mujeres se sienten identificadas con lo que digo.”
“La verdad es que me gusta salir en los medios y con eso se consiguen muchas cosas.
Varias lectoras de esa revista me escribieron y ahora se transformaron en mis lectoras.”

Qué lindo, no?
Luego de toparme con semejante y presuntuosa paparruchada -y de actualizar el antivirus por las dudas-, no pude más que preguntarle:

Perdón?, eh?
Hablar fácil y CLARO? con FUERZA? DESAFIARLOS UNA VEZ MÁS???!!!!!
MUJERES IDENTIFICADAS CON VOS!!???!!!!!
Vos estás trastornada, o pasás mucho tiempo abajo del secador?
Mirá que secarte la peluca en el microondas te puede freir el paty eh….
Bah, por ahí sos mitómana, pero de todas maneras seguís siendo tan temeraria como de temer, no te olvides que la gente que lee esa revista puede entrar al presente blog y comprobar la magnitud del engaño muy facilmente…
Las puteadas de los hombres, van en su mayoría apuntadas al machismo espantoso que profesás y a la paupérrima propuesta, tan pésima en su redacción por momentos, que hasta llega a imposibilitar la comprensión de lo que intentás transmitir.
La identificación por parte de las mujeres, es algo que vos te imaginarás supongo, pero que en la realidad, y a la vista de alguien como yo, que participa del blog desde el comienzo, NO SUCEDE….

Ella me contesta lo siguiente:

Querida Némesis: Vos te pensas que sos la única mujer que lee el blog? Por suerte no. Punto.

Ajá.
Punto y coma, la que no te respondió se embroma, razoné.
No me dió alternativa y, desde el conocimiento absoluto de todas las entradas del blog desde el comienzo, los comentarios y el género -tal vez simulado- de los comentaristas (el 95% aducían ser hombres y comentaban como tales), le respondí:

Absolutamente nada que ver Ingrid, leer es una cosa y comentar es otra. Escribir es diferente de leer, captás?
Ser lectora o escritora son tareas conectadas, pero totalmente diferentes.
Aquellas mujeres que invocás como seguidoras, lectoras y comentaristas de tu blog, e identificadas contigo, existen sólo en tu cabecita!
Excepto que Nxxx, Pxxxxx, exxxxx, Mxxxx, Nx, Fxxx, Dxxx, Mxxxx, Txx, qxxxx, Txxxxx, rxxxx, mxxxx, etc. resultaran ser señoritas reposando sobre el manubrio de una bicicleta rosa con canasto…
No me parece que suceda tal cosa Ingrid…
Algunos me parecen brillantes y otros tan absurdos como opacos, pero no creo que sean mujeres, y mucho menos que se identifiquen contigo…

Lo jodido es que mientas, y lo peligroso es que te lo creas, Ingrid.

Aquel día, logré observar a simple vista, una tilinga negación de la realidad, una necesidad imperiosa de sobresalir a toda costa y a cualquier precio, el triste despelote de una adolescente tardía y caprichosa, pero sobre todo: pude divisar el desagradable contorno de un fantasma atávico y machista, rupestre, prehistórico, barato y ordinario, usurpando el baldío mental de una mujer que, además de arrogarse la capacidad de avivar a otras -ingenuas mujeres según ella-, nos indica que debemos anteponer la palabra escritora antes de nombrarla.
Ok.
Escritora Ingrid, váyase a cagar entonces.
Pero llévese un libro.

No Ingrid, el de Coelho no.

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