El caso Ingrid

Todo comenzó un domingo, con un diario que no se ha conseguido, a pesar de haber manejado más de 3 horas hasta Comodoro.
Ya estaba regresando, cuando la hija de una amiga, con 24 octubres a cuestas, me pregunta por celular si le puedo conseguir una revista espantosa y barata que parece ser que le desmenuza -y en su oreja según me cuenta- las deposiciones habituales de la farándula, el chisme absurdo del dinero y el horror de un dolor, siempre ajeno, aunque contado en clave de comedia o periodismo rosa.
Periodismo rosa, pienso.
Y pronuncio: rosa, rosado, suave, leve, pelotudo, fútil, frívolo, rosa, nena, mujer…
Mierda.

Ya en casa, resignada a leer la edición digital del diario en cuestión, hago un click en Blogs, y luego en otro link en el cual aparece la caricatura de una mina con un sombrero.
Lo primero que leo es lo siguiente:

«Es lectora, escritora, pintora, docente, artesana y creativa. Está terminando su carrera de medicina en la Universidad Nacional del Litoral, sólo una materia le falta para que le podamos decir “doctora”. Además estudia francés e italiano. Asegura que su lucha por comprender al sexo opuesto ya está caducada. Ahora se interesa en convertir a mujeres ingenuas y crédulas, a convencerlas de que los hombres son de otro planeta.»

Ajá.
Leo una entrada, la siguiente, y luego la anterior a la primera.
Vergüenza de género, se me ocurre.
No Ingrid, no es que me da vergüenza la tela que elegí para las cortinas, pienso.

-Es un horror! arranco diciéndole a la mina con sombrero, desde un comentario.
-Hay gente que va a creer que las mujeres somos así de taradas, no es así, y no entiendo por cuál razón debería soportarlo, agrego.
Enter.
Mi comentario aguarda moderación y finalmente aparece.
Le paso el link a una amiga por MSN y coincidimos en que seguramente no me va a responder, pero al menos se lo dije y evidentemente lo ha leído.

Lógicamente, siempre existe la posibilidad cierta de leer cualquier otra cosa.
Pero no, ése día no tuve ganas de leer otra cosa.
Sencillamente me puse a contar, en principio, lo evidente: las espantosas faltas de ortografía y gramática que herían brutalmente la retina del desafortunado lector, cual cirugía láser practicada por un demente espasmódico y no vidente.
Eran 7, en un sólo post.

-Ingrid, le dije.
-No se dice «fabricadores» de bombachas…se dice fabricantes de bombachas.

Submit, y a otra cosa. Me dispuse a leer el diario.

Al rato, como quien se asoma al balcón, vuelvo a entrar para para ver si me encuentro con alguna respuesta.
F5 por las dudas…caramba, muy bien.
«Fabricadores» no está más, y en su lugar aparece una linda y recién estrenada cadena de letras reemplazando a la anterior burrada.
Fabricantes, leo.

Ajá, bien.
Correcto, fantástico, me parece bien, pero…
Acá falta algo!
Mi comentario, el segundo, aquél que inocente y tímido aguardaba ser moderado, ahora resulta que no está más.
Ni moderado, ni falto de moderación, ni nada.
Se fué, no existe, desapareció, no sucedió JAMÁS.
Aquí no ha pasado nada y listo.

Ajá, ok.
Mi ojo izquierdo -que empieza a pestañear sin consultarme- me informa que, lamentablemente, voy a tener que leer todas las entradas de ésta nena que dice que es escritora.

Todo bien… todo bien, vamos a pensar en otra cosa.
Puedo pensar en el corderito de la cena, pero…mi comentario no está.
Puedo prepararme un agradable baño de inmersión, con sales, velas, flores y escuchar a Ella Fitzgerald, sin embargo…mi comentario no va a resucitar.
Hasta puedo agarrar todo lo que hay en la heladera y ponerme como una desquiciada a cocinar hasta para los vecinos…y nada.
Mi comentario no va a salir de las fauces del WP que administra tan alegremente ésta nenita.

Hasta aquí, les relaté sólo el comienzo de algo que luego derivó en un apasionante intercambio de opiniones con otros comentaristas, y que intentaré resumir en las próximas dos entradas, para luego continuar con otros casos, a mi criterio, relevantes.

Nos estamos leyendo.

20 comentarios

Archivado bajo Casos, Por qué?

20 Respuestas a “El caso Ingrid

  1. Se le viene la noche a varias…

  2. Era hora de que alguien ponga en su lugar al ejercito de mujeres que se quejan de su mala suerte serial y de la falta de hombres, que aprendan a hacer una autocritica y que se miren al espejo mas seguido antes de seguir creyendose las redentoras de su genero, si cargas con un divorcio y con hijos a cuestas corres con desventaja y sos menos deseable, conformense con lo que hay.

    • La pose «El diario de Bridget Jones» y «Sex & the city» les encanta.
      A mí me descompone.
      La pose a secas me provoca arcadas.
      Será un raye mío, tal vez…

  3. Pepe

    Némesis: lo tuyo es impecable!!
    Por un momento pensé que sólo existían las blogueras que hablan de «cómo conseguir hombres y no morir en el intento» o temas similares… hasta que apareciste vos!!!
    Por suerte apareció la vengadora anónima!
    Haga justicia m’hija, que yo la apoyo… destroce a Rochi & friends!

    • Muchas gracias Sr. Pepe!
      Pobre Rochi, y si en realidad existe?
      Qué cagada, no? pobre nena…
      Ojalá sea nada más que un periodista morboso y medio verde.

  4. Grande Némesis! da gusto leerte.
    Esto recién empieza…

  5. Hacé justicia por todos los que nos da naúseas comentar en los blogs de Oh LaLa!

  6. Aguante Nemesis! Jejeje nunca creí seguir un blog… pero lo hago. Que vida.

  7. Nunca vi Bridget Jones.

  8. O sea que esta chiquita corrigió el error, eliminó tu comentario y se fue a tomar sol, mientras vos no te la podés sacar de la cabeza ¿no te parece una insolente?

    Genial, me hiciste reír mucho, lo cual no es fácil, es mérito de unos pocos.

    Bsis y buen finde.;-)

    • No sólo se dedicó a tomar sol.
      Seguramente se tiró a la pileta, y se enamoró de un boludo depilado y musculoso que limpiaba la parrilla con las hojas del diccionario.
      Una mocosa insolente, sin dudas.
      Besos, un montón.

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